VUELVE LA BOINA
Nada nuevo bajo el sol.
Parece que andamos empeñados en importar de los USA su mal gusto por las cosas
Se llenaron nuestras ciudades de de locales de comida-basura, nuestros cines de gentes comiendo palomitas y bebiendo refrescos, los dibujos animados de ultra violencia, el barrigudo anglosajón Santa Claus desvanece la magia y el misterio oriental de Los Reyes Magos, el deporte se soltó de la mano del altruismo para agarrarse a la de los patrocinadores, teleseries con carcajadas en la banda de audio para que sepas cuando debes reírte, matrimonios (o no) que se ponen idéntico chándal para…. Ir al supermercado el sábado, nuestros jóvenes conocen perfectamente que es halloween pero desconocen que tiene sus raíces en la noche de los difuntos de las naciones celtas (noche de samhain) etc.
Lista demasiado larga para continuar con ella.
Pero lo que más me llama la atención es la vuelta a la boina de nuestros abuelos. Esas ridículas gorras de baseball a menudo de colores espantosos que pueblan la cabeza de la achuchada en los acontecimientos al aire libre. Y me pregunto: Ya puestos a hacer el ridículo… ¿no sería mejor promover un producto autóctono como la tan socorrida boina negra de nuestros abuelos?
Digo socorrida por el paño elegante y el negro imperecedero, que siempre ha combinado tan bien con todo, impermeables donde las haya, garantes contra las insolaciones y gélidos vientos del norte, alivio de retorcedores de boinas en momentos de tensión, de boinas al viento en momentos de euforia, y al fuego en los de desesperación, de ponernos sobre aviso con el picante con un “cuidado que levanta la boina” discretas cuando son enrolladas en el bolsillo interior de la americana, sobre la cara descanso de los ojos en la sacrosanta siesta, y símbolo inequívoco de status social.
Me temo que dentro de cien años comparando fotografías del 1900 y del 2000 de entre una sonrisa socarrona se escuchará “nada nuevo bajo el sol”